En un generador de gasolina, la función de refrigeración es crucial. Cuando se opera a altas temperaturas, la temperatura dentro del cilindro donde se quema el combustible puede alcanzar entre 1.800 y 2.000 grados Celsius. Este calor, además de producir presión de expansión para realizar el trabajo, puede elevar rápidamente la temperatura de componentes como el cilindro, el pistón y las válvulas, afectando así el funcionamiento normal. Cuando las temperaturas se vuelven excesivamente altas, la mezcla de aire y combustible entrante se expande debido al calentamiento, lo que reduce su densidad, lo que a su vez disminuye el volumen de entrada, lo que resulta en una potencia de salida reducida del generador de gasolina. Además, puede provocar combustión espontánea y detonación. El aceite también se vuelve más fino, deteriorando la lubricación de los pares de fricción y acelerando el desgaste de los componentes. Las temperaturas elevadas de los componentes pueden alterar los espacios libres de trabajo normales, reducir la resistencia mecánica, causar deformación de los componentes y, en casos graves, provocar incidentes como agarrotamiento y expansión del cilindro.
Para evitar estos inconvenientes, es fundamental que los generadores de gasolina cuenten con un sistema de refrigeración que garantice su correcto funcionamiento. Sin embargo, una mayor refrigeración no siempre es mejor, ya que una refrigeración excesiva puede aumentar el consumo de combustible, provocar una pérdida significativa de calor y reducir la producción de energía, lo que provoca que la máquina funcione de forma anormal. Por tanto, el grado de enfriamiento debe ser equilibrado y adecuado. Su función principal es disipar el exceso de calor generado durante el funcionamiento de la máquina, asegurando que todos los componentes mantengan sus temperaturas normales de funcionamiento.